A sugerencia de Oswaldo, dare mi opinion sobre el más reciente lanzamiento de Tool, al cual ya le di dos vueltas hoy, día de su lanzamiento. Admito que Spotify ha modificado un poco mis patrones de consumo. Antes me preocupaba mucho por obtener copias ilegales de cuanto pudiera poner en mis oídos, pero a raíz de haber comenzado a usar el servicio, me he enfocado más en permitir que las cosas lleguen cuando deben, y disfrutarlas como cualquier mortal. Cuando me entere que era en serio que ahora si ya de verdad sin mamadas venía el nuevo disco de estos vatos, quise verme conservador y mantener mis expectativas si no bajas, al menos niveladas. Se sabe que los fans de la banda tienen una reputación de ser, intensos. Derivada de alguna ilusión pendeja de la gente en la cual su lógica les dicta: si a alguien no le gusta Tool, es porque no le entiende, lo cual en consecuencia, ha alejado a escuchas de su particular sonido. Y creo que vale la pena destacar que:

  • No se puede juzgar a una banda (o cualquier otra cosa) por su fanbase. 
  • Después de un periodo prolongado sin material, no se puede culpar a esa fanbase por estar erizos y medio. 
  • Yo no soy nadie para juzgar. He tenido la dicha de verlos 2 veces en vivo, así que claramente estoy en el lado equivocado de una crítica.

Algo me queda claro, no de este disco, pero de su espectro sonoro en general. Tool no es una banda huevona. Ponte unos audífonos y aíslate un rato, aprecia que detrás de su instrumentación básica, hay múltiples texturas sónicas, acentos  y arreglos hechos por gente con un trastorno de obsesión reinterpretado como perfeccionismo, y en Fear Inoculum se percibe como una serie de composiciones cohesivas realineandose constantemente hacia los ángulos correctos, sin caer en patrones predecibles.

Ahora, seamos honestos, no hay nada nuevo aquí. Desde los días de Aenima en realidad solo se han dedicado a refinar su interpretación mientras blanden conceptos con la autoridad y conciencia que vienen de la experiencia. Lo que si es este disco, es una recopilación de todos sus conceptos anteriores, ejecutados con tal maestría que me atrevería a decir que es un digno sucesor de su legado. Está construido de tal forma que fluye como un río, sereno pero un cauce que te llevará con su corriente y el cual, sin que te des cuenta, ira de un paseo plácido a demandar completamente tu atención para no matarte en el transcurso.

Tool se mantiene como una banda complicada, en una era donde todo es de fácil acceso. Casi todos los cortes pasan la marca de los 10 minutos (dándonos 86 minutos de audio, para nada en los estándares de hoy), salvo el solo de batería del jugador más valioso del ensamble, la bestia Danny Carey. Y podría ahondar sobre cómo sus patrones complejos son los que propulsan la narrativa de la banda, siguiendo tiempos que harían que un estudiante de ingeniería se rascara su delicada cabeza, con la potencia del trueno en una tormenta celestial. O podría vanagloriar las caóticas explosiones de fuzz de Adam Jones, quien decora y yuxtapone el trabajo rítmico de su contraparte en los tambores. O las líneas tan características de Justin Chancellor, las cuales asemejan el paso de un gigante atravesando el mar.  Pero solo exploraría el lado técnico de su trabajo. 

Si existe algo que de verdad vale mucho la pena de esta banda, es como su mensaje ha evolucionado junto a su sonido. Lo que comenzó como humor juvenil e irá catártica ha mutado a una conciencia interna despierta, enfocada en reconocer el enojo y dejarlo atrás para conectar con algo más profundo y verdadero, para así, sanar. Lo cual me lleva a su compositor lírico, Maynard J Keenan, quien aun y cuando no alcanza los rangos que escuchamos en Lateralus, si se presenta en su forma habitual, ofreciendo una interpretación vulnerable mezclada con esa cólera enfocada sin tolerancia a nadie ni nada a la que me refería al inicio de este párrafo. 

Si algo he aprendido con el paso del tiempo, es que detractores habrá siempre. No tuve que esperar para ver banda quejándose de este disco justo hoy que lo acaban de lanzar, flexionando su músculo de “influenciador” y argumentando que tenía una copia de medios desde hace dos semanas. Tool no es una institución, es un templo y prevalece como tal, no permitan que los “puristas” les digan pendejadas y los aleje de experimentar esta pieza de arte sonoro.