Me encantaría platicarles una situación muy cómica que involucra los famosos kuttes que portamos como la Ronda y lo que espero eventualmente se vuelva una tradición. Pero, no es lo correcto. Tal vez, en algún punto, se vuelva canon de este comic, mucho más adelante, y para entonces, será cómico para todos los involucrados, no solo para mi.

Lo que haré en lugar de eso, será relatarles mi experiencia durante el martes pasado, que fuimos a ver a King Gizzard and the Lizard Wizard. Fue durante el día del hobbit pasado que mientras nos hartabamos de placer, salió a la plática que venía la banda a la ciudad. Honestamente, varia gente que sabe que me gustan me lo había comentado antes pero lo descarte porque no sabía si los demás quisieran asistir a ver a un grupo que no conocen, aun bajo mi recomendación. He ido a conciertos solo antes, pero me gusta más ir con mis cuates. Resulta que la banda aún no pisaba tapatilandia y había oportunidad de ir a verlos, situación que sería no solo una buena experiencia, sino una muy divertida en realidad.

KG&LW no es una banda común. Partiendo de que son australianos, siguiendo por su configuración de instrumentación, incluyendo 3 guitarras (hoy en dia customizadas para afinación microtonal), 2 baterias y una serie de instrumentos cotorros que van desde una armónica, maracas, zurna, flauta transversal hasta un güiro. Han editado 13 discos desde 2012, sacando 5 de ellos en 2017. Varios de estos discos han sido conceptuales en alguna u otra manera. Mi expectativa respecto a que podría ver en vivo era alta, pero definitivamente no sabía lo que me esperaba.

Durante lo que calculo fue alrededor de 80 minutos, dimos un paseo sobre la banana microtonal voladora, aterrizamos en Polygondwanaland, comimos sopa de gumboot, para cerrar la primera parte de la travesía en una audiencia con (un favorito personal) el Lord del Relámpago, asesino del universo, quien usando sus poderes torció el tiempo y propulsó a la banda hacia el pasado con su hechizo de Celofán, tuvimos un encuentro con la bestia alterada y Jack Misterio, antes de llegar a la antesala del frenético final de nuestro viaje en el río. Para mi sorpresa, cuando pensé que el viaje había terminado de una manera muy gentil, Stu Mackenzie, liberando su warlock interior, invoco parte del ritual del nonagono infinito con wah wah, trepandonos al tren camino con el robot detenido y su cuchillo gamma. Un final de agasajo y donde perdí mi voz entre gritos de groupie y mariacheros, bajo efectos de magia sónica.

Es lo mejor que me la he pasado este año, simple y llanamente. Y no me metí ácido, que hubiera llevado la experiencia a otro nivel. Mis únicos 2 peros, ja, es que fue en martes y que no vendían mercancía de la banda. Don Diablo y su servidor coincidimos que pudieron haber continuado con gente buitres y cerrar con puertatrampa. Aun así, aun no me recupero. Larga vida al rey!