Quizá no todos ustedes sepan que el aquí escribiente es ávido entusiasta de diversas prácticas “alternativas” en las cuales no ahondaré, pues no es el lugar ni el momento (si acaso, aprovecharé la ocasión para promocionar mi cuenta de Instagram de cierto arte erótico japonés), pero sí comentaré una similitud que acabo de encontrar entre el mundo del rol y el del frecuentemente mal afamado, bondage.

Y comienzo.

Aprovechando el marco del recién pasado Día del Dungeon Master, comentaba con algunos compañeros que en ocasiones, especialmente después de una sesión intensa (de roleo, aun no entro en temas cuchichescos) he llegado a experimentar una sensación de bajoneo, incluso cansancio y desgano. Sobre todo en los días en que grabamos sesiones para nuestro canal de youtube, y que suelen ser por las mañanas (o sea, roleo intenso temprano, picarme los ojos el resto del día); y uno de ellos (tambien entusiasta del atasque, como yo) me dijo que identificaba ese cuadro como algo muy común en el modo de vida alternativo: El Dom Drop.

Me explico.

En los juegos de rol (no los de mesa y con dados, sino los de alcoba) suele haber dos roles: el dominante y el sumiso. Después de una sesión es muy importante “aterrizar” a la persona que ha cedido el control, recordarle que es un juego de roles, tranquilizarla, mimarla, ayudarla a procesar lo que acaba de experimentar… chikearla, pues; para que pueda atravezar la experiencia de una manera agradable y placentera. Sin embargo, es muy común que la gente tienda a ignorar al dom, a asumir que no necesita aterrizaje; que el no invierte nada (física y emocionalmente) y que su rol es siempre activo e inaccesible. Nada más lejos de la verdad.
Un Dom necesita tambien reafirmación positiva de vez en cuando, que le recuerden que se le aprecia, que lo chikeen pues; so peligro de caer en un hastío, cuando no una total perdida de ínteres, incluso depresión.

Ahora piensen en su Dungeon Master, que seguramente pasa horas de planeación y ensayo antes de cada sesión rolera. Que de repente los sorprende con dioramas y maquetas para agregar sabor a los encuentros. Que ha hecho investigación y desarrollo de sus propios elementos homebrew para tu disfrute y de tus compañeros. Y si aparte de ser DM es el anfitrión, asume que al menos preparo el salón de juego y no sería raro que los recibiera con botanas y bebidas.

Ahora imagina que al terminar cada partida, solo dices “gracias” y te vas.

Ambos Amos del Calabozo (pun intended) podrán no aceptarlo ni mencionarlo, pero eventualmente esta falta de reciprocidad hará mella en ellos. Así que este parloteo no tiene otro objetivo que recordarles a ese miembro de la mesa que hace que pasen horas divertidos, que invierte más tiempo que el que pasan jugando y que probablemente no utiliza ni un 10% de todo lo que preparo para la sesión, porque LOS JUGADORES SIEMPRE SE VAN POR OTRO LADO.

Chikeen a su DM. No lo dejen caer en el drop.