Sin querer, queriendo.
Recuerdo aún mi incredulidad cuando en una noche cualquiera de primavera, hace ya más de un año, estábamos hablando mamadas como siempre y de repente me dice Oswaldo:
“ – Vamos a hacer un cómic, sobre La Ronda, campaña de Calabozos y Dragones, basada en el demiplano del terror conocido como Ravenloft, utilizando su forma original, en la 2da edición del sistema (no dijo eso así textual, pero siempre me gusta establecerlo para dar contexto)”
Lo vi con tal confianza y decisión que admito que me intrigo. Luego me dio detalles, como que sería una narrativa visual mixta, desarrollada de manera conjunta entre Don Diablo y Quetzal, mezclando estilos sin remordimiento y contando de manera fiel lo que hemos experimentado durante estos años que hemos pasado viendo al terror de frente, pero sin perderle el respeto.
Crecí como muchos, leyendo comics. Suena exagerado, pero la encrucijada que se me presentaba cuando niño era muy cruda, y real: tenía que decidir entre comerme un lonche en la escuela y tomar camión a casa o guardar ese dinero que requería para mi transporte y alimentación destinándolo en comprarme un (solo uno, y no de los que salían semanalmente) comic, porque no daba para más. Cuando me hice de mi segundo empleo (empecé de cerillo en el Gigante a unas cuadras de mi casa) me daba el lujo de comprar Wizard magazine, y sus ediciones especiales, las cuales a veces mostraban el detrás de bambalinas de estudios, sobre todo emergentes en los 90s, tales como Wildstorm, Cliffhanger y Top Cow. Gracias a estos suplementos, me di cuenta que el librito que compraba cuando era que salía, porque estos estudios, aún a pesar de ser formados por profesionales consumados de la industria, no contaban con los recursos de los titanes, y por ende sufrían de problemas de constancia en sus entregas, eran algo más grande que un(os) escritor(es) y un(os) artista(s). Era el esfuerzo de múltiples individuos, los cuales se veía que la pasaban bien, haciendo algo que les gustaba hacer y percibiendo ganancia de ello. Me hizo apreciar a personajes como directores de publicación, editores en jefe y productores ejecutivos.
Pero, como muchos también, me di cuenta que entrar en la industria requería más que una sonrisa, y que era una industria relativamente nueva (por no decir, inexistente) en el país. Eventualmente abandone perseguir una carrera de esa índole. Al paso del tiempo, vi que algunos cercanos a mi si se aferraron y comenzaron ya sea a publicar de manera independiente, o persiguieron oportunidades en la industria formalmente. Salvo su servidor, mis 3 colaboradores en este esfuerzo tuvieron sus queveres con los comics, en alguna u otra capacidad. Así que cuando Oswaldo término de comentarme al respecto, le dije con una emoción que hacía años no experimentaba, dado que era la oportunidad que había soñado en algún punto, que quería colaborar, en la capacidad que sea.
Y es así que llegamos al día de hoy, donde sin querer, queriendo, soy parte de un equipo creativo en un comic. Y donde sin querer, queriendo, llegamos al hito de 1 año de publicación. Así que me uno a mis colaboradores y hermanos de tinta en celebrar este aniversario y agradezco a la audiencia que sigan con nosotros y crezcamos la comunidad alrededor de este estilo de vida.
Que sus tricornios los protejan de las tempestades, porque ah monda que recio ha estado este temporal.
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