Mi personaje es el héroe de la película… Parte 1
Comenzaba una nueva campaña de Dungeons & Dragons, como muchas otras antes y como es costumbre, al crear los personajes, los jugadores tiraban felices sus dados y llenaban sus hojas de registro, manual en mano, con el firme objetivo de tener un héroe de leyenda sobre el cual los bardos cantarán por generaciones. Un paso inevitable fue pedirles que escribieran el trasfondo de su personaje, esto es, la historia del personaje antes de que comenzaramos a jugar. Algunos ya lo tenían listo, otros lo tenían resuelto y otros aún no habían pensado en ello. En cualquier caso, y para comenzar a jugar, les pedí que lo escribieran y cuando lo terminaran lo leería.
Y ahora la pequeña explicación en caso de que usted, amable lector, no comprenda de qué les hablo. Los personajes en juegos de rol comienzan el juego con una historia previa (conocido como trasfondo, background o backstory), una semblanza de quienes son, de dónde vienen y cuales son sus motivaciones. ¿Tienen familia que los espera? ¿Son enviados en una misión para encontrar algo? ¿Buscan venganza contra algún enemigo del pasado? En fin una historia corta que podría ser contada en un par de frases. Es solo el inicio de un héroe.
Y ahí estaba, una vez más, con una partida de heroes con un pasado épico. Ni uno solo de los personajes tenía familia; unos habían perdido a su pueblo entero tras una guerra, otro era un fugitivo de una sociedad que no lo comprende, otro busca un artefacto que detendrá la destrucción del mundo (que no es el mismo artefacto que busca otro jugador que también busca salvar al planeta), otro porta una espada mata-demonios. La cereza del pastel: un jugador me entrega su Background; siete páginas de todo lo anteriormente mencionado, más romances y demonios.
Well… shit…
Y aquí mi Rant: ¿Cómo es posible que un personaje haya vivido tantas cosas y sufrido tantas penurias antes de empezar siquiera a jugar? ¿Cómo carajos venciste al caballero oscuro que mató a tu familia si en este momento te podría matar con un trasgo? Y sobre todo ¿siete páginas, es en serio?!
No estoy en contra, para nada, de que los jugadores hagan sus historias a su gusto, que moldeen a sus personajes como ellos prefieran, al final son suyos. El problema radica en cómo esto afecta al Director de Juego, sobre todo por que los trasfondos y motivaciones de los personajes deberían estar incluidos de alguna manera en la campaña a jugar. Luego entonces, yo, como DM debería incluir guerras, enemigos, pueblos, demonios y más etcéteras no contemplados en mi campaña que ya tenía un objetivo y una historia en la cual involucrar a los personajes. Además, los jugadores querrán irse a buscar sus propias metas aunque no tengan que ver con el objetivo de la campaña; y esto de manera individual, así que tu grupo de aventureros puede convertirse en 6 héroes viajando de manera separada; ninguno siguiendo la historia que, como DM, habías planeado. Los trasfondos pueden matar una campaña.
Por supuesto no es el fin de las cosas. Como todo en un juego de esta índole, es posible arreglar el problema simplemente hablando. Comunicarse con tu tu grupo y dejar en claro que se espera de la campaña puede solucionar este problema. Pedirles que no se extiendan demasiado en sus trasfondos, que los mantengan simples, les ahorrará muchos dolores de cabeza. Por supuesto esto se aprende después de muchas campañas que si bien, no fueron fallidas, si cambiaron mucho la expectativa y podían llegar a aburrir a unos, divertir a otros y exasperar a alguno.
Hay otra solución, además, que ya he mencionado previamente en otros posts y que se ha implementado en esta campaña de La Ronda. Si ha estado atento ya lo ha usted adivinado; pero hablaré de ello en otra ocasión ya que por hoy he extendido en demasía. Por lo pronto le agradezco, amable lector, la atención a éstas palabras y a nuestra tira a la cual vuelvo a aplicar mis lápices después de la excelente participación de Quetzal. Que la Flama ilumine sus andanzas.
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