Tenía poco (menos de 1 año) de haberme integrado a la mesa de Potionless, aun así, usurpe el papel de complementar las sesiones de juego con un poco de música la cual yo consideraba asistía a la narrativa.

En el verano de 2015, después de deliberación, planeación, negociación y suerte, conseguimos que nos prestaran una cabaña en Mazamitla, Jalisco, con la intención de aislarse durante un fin de semana para dedicarnos solamente a jugar rol. La idea era apostar por one-shots, los cuales no requieren seguimiento. Nuestro Amo del Calabozo residente, el buen Don Diablo, comentó crípticamente que tenía intenciones de jugar Ravenloft, en Segunda Edición (2e). En mi mente, dado que jamás había pisado Ravenloft como jugador y solo había escuchado las “leyendas”, sonaba a música que provoca terror, horror y locura.

Después de que arrancara la sesión, recibimos cada quien nuestro personaje pre-armado, y a la hora de que nos vimos en la escena adjunta a esta entrada, nos presentamos, cuando llegó mi turno, mire mi teléfono mientras reproducía el playlist que había generado para la sesión y dije, mi personaje se llama Sumac (como la banda que estaba sonando en ese instante). Después de presentarnos, Don Diablo me pidió que acelerara el ritmo, dado que el combate era inminente.

Playlist:
La Ronda comienza