Antes de continuar el relato de mi primer acercamiento al rol en las montañas, haré un fast forward a lo primero que hice cuando regresamos a la civilización ( o sea, se las voy  a Tarantinear poquito): Ir al Enrolate 2016. ¿Que es el Enrolate preguntan? ¿Ah, no preguntaron nada? Pos de todas maneras ahi les va: es un evento donde los ñoños que hacen este comic, junto con otros ñoños que también están involucrados en La Ronda, se juntan y organizan a aún mas ñoños para un dia entero de rol, cervezas (esa vez fue en un bar) y cotorreo. Si al llegar de Mazamitla ya estaba seguro que esto de los dragones y calabozos me había gustado, al salir de ese bar supe que ya había valido madre todo.

Estaba enganchado.

Corte a dos años después, cuando Oswaldo, Neandi, Don Diablo y Bobby me dicen “este año habrá DOS Enrolate; el primero es en el Tec de Monterrey, y lo vamos a hacer en grande”. ¿En grande? Para mi, organizarnos para coincidir los ocho que conformamos nuestro grupo de juego ya se me hacia una proeza, ahora imaginen cuando vi aquel bar lleno. Entonces, ¿a que se referían con “en grande?”. Este fin de semana pasado lo pude comprobar.

Se refería a diversion. Pura y vil diversion.

Más de 20 mesas albergando a más de 150 personas metidas en personaje, vociferando, actuando, narrando, haciendo caras y estallando en vítores. Dioramas y maquetas con efectos especiales, sistemas que no sabía ni que existían, caras conocidas que nunca pensé encontrar ahí. Gente que nunca había jugado y después de un poco de labor de convencimiento, decidieron darle una oportunidad; para luego verlas preguntando “¿Y cuándo es el próximo?”. El espacio amplio, aire acondicionado y la alfombra en la cual aventarse a gusto, fueron extras bien recibidos en esta edición.

Ahora no hubo cerveza pero no hacía falta, apenas y pudimos recordar ir a la tienda a comprar víveres; el tren narrativo de cada aventura acababa solo para dar salida al siguiente. Dos turnos entre los cuales veía pasar a mis amigos sonriendo y contarme emocionados los highlights de cada sesión, o al menos lo intentaban, en su carrera a una visita rápida al baño, no fuera que los dados se enfriasen; o a la mesa de algún expositor que estaba rifando productos. Creo que ahi fue donde decidí que en el siguiente no iria como jugador, sino como dungeon master.

Porque así es, habrá otro, en un par de meses. Y si no crees lo que acabas de leer en estas líneas, tienes una excelente oportunidad de ir a comprobarlo por ti mismo. Total, ¿que es lo puede pasar? ¿que te diviertas?…

¿… o que quedes enganchado, como nosotros?

Nos vemos en la aventura.